“Mis únicos tesoros
son el alma y la palabra,
pero el alma es
salvaje y la palabra no se deja domar”
(JMBG)
Argenis Méndez Echenique
Biruaca, 22/10/2014
Apure es asombroso; es una tierra preñada
de horizontes y rica en recursos naturales, pero precaria en condiciones socioculturales, que
faciliten la labor intelectual de sus habitantes. Sin embargo, como una negación
de esa afirmación, deslumbran las producciones literarias de Juan Vicente Torres del Valle, José Natalio
Estrada Torres, Julio César Sánchez Olivo, José Vicente Abreu, Lucila
Velásquez, Manuel Bermúdez, Igor Barreto Sanoja, Alberto José Pérez, Miguel
Pérez, Freddy Melo, Glicery Gracia de Silva, Lucía Salerno, Raday Ojeda…; así
como la actuación científica de Pedro Obregón, Ricardo Molina Martí, Carlos
Marín; y las obras plásticas de Francisco Fernández, Rafael Martínez, José
Gregorio González Vivas, Victoria Moreno, , entre otras, que innegablemente lo
evidencian.
Pero,
es raro encontrar entre nosotros un personaje como José Manuel Briceño Guerrero,
filósofo, filólogo, poeta, cuentista, novelista, ensayista y políglota,
disciplinas que exigen, aparte de la natural inteligencia humana y adecuada
formación académica, una paciencia, reflexión y perseverancia a toda prueba,
cualidades que no caracterizan precisamente a la generalidad de nuestros
llaneros. Jonuel Brigue prefirió “la
oscura senda de los pocos sabios que en el mundo han sido”.
Don José Manuel nació en Palmarito,
Parroquia Aramendi, pueblo ribereño del Apure, el 06 de Marzo de 1929, siendo
conterráneo de otros ilustres apureños, como Pedro Nicolás Tablante Garrido
(1917 – 2002) y Juan de los Santos Contreras, “El Clarín de la Llanura” ó “El
Carrao de Palmarito”.
Era la época de la navegación fluvial y
la pluma de garza, que le impulsó tanta dinámica vital a todos los pueblos
apureños. Teniendo pocos meses de nacido, su familia se trasladó a Puerto
Nutrias, Apure aguas abajo; contando escasos cuatro años de edad, continúa el
nomádico periplo de su gente, que se instala en Barinas. Allí ingresa a la
famosa y única Escuela “Soublette”, donde comparte los bancos escolares con su
paisano (de Guasdualito) Virgilio Zapata y los ilustres barineses José Esteban
Ruiz Guevara, José León Tapia y Vicente Peña Pulido, entre otros. Su trashumancia
lo lleva a Barquisimeto, donde cursa sus estudios de Bachillerato, y luego a
Caracas; allí ingresa al Pedagógico, donde obtendrá el título de Profesor de
Educación Media, mención Castellano y Literatura. Luego se especializó en
Filosofía y Filología en Viena, doctorándose en Alemania, La Sorbona (Francia)
y México. Estaba jubilado, como Profesor Titular, por la Universidad de los
Andes (Mérida, Venezuela), donde cumplió una larga y fructífera labor docente y
de investigación.
Su gran capacidad memorística le
permitió adquirir conocimientos y dominio de numerosas lenguas modernas y
antiguas (14 raíces lingüísticas, que le permitieron acceder a un total de 64
idiomas y dialectos), pudiendo consultar directamente los textos originales de
la filosofía griega, china e hindú. El sánscrito, el arameo, el griego, el
latín, el alemán, el francés, el inglés, el ruso, era el pan de cada día.
Su tesis fundamental puede resumirse son sus mismas palabras: “El hombre es el animal dueño del “logos”: el
hombre es un ser viviente que construye su mundo y su conducta mediante el uso
del lenguaje y del pensamiento, los cuales lo definen de manera esencial y
específica”. “El pensar no crece como es debido si
no es acompañado de la pregunta fertilizadora”
Ludovico Silva, el gran pensador marxista venezolano, gran admirador y
amigo suyo, al analizar la obra de Briceño Guerrero, señala que esta se
caracteriza por manejar una dialéctica muy original, por cuanto este filósofo
tenía la extraordinaria facultad de negar sus propias afirmaciones. El no sabía
explicarse esa metodología, hasta el extremo de decir que Briceño Guerrero se
negaba a si mismo.
Un prestigioso estudioso de
la obra de este autor apureño, comentó que “…Jonuel Brigue, ha logrado, como pocos autores venezolanos,
constituirse en una referencia autónoma en Latino-américa. Más conocido en
Francia o Alemania que en estas latitudes, su propuesta sigue aguardando, no
reconocimientos, que los tiene (ya es Premio Nacional de Literatura), sino
lectores. En ocasiones, he llegado a pensar que él está destinado a
ser uno de los más influyentes pensadores del siglo XXI”. FERNANDO BÁEZ (Revista Laberinto de Papel. Valencia, Venezuela,
Universidad de Carabobo, 2003), que nos permite calibrar su valía intelectual. En el 2008 fue
candidateado al Premio Nobel de Literatura.
Puedo afirmar que tuve la fortuna de
toparme con los libros de Briceño Guerrero desde sus tempranas publicaciones
merideñas (años 60 del siglo XX), debido a que trabajé en la Universidad de los
Andes (Biblioteca Central) y, también, porque mi hermano Naudys fue su alumno
en la Facultad de Humanidades y Educación. Desde esa época perdura la impronta
en nuestro intelecto. Debieron transcurrir cuarenta años para un reencuentro
personal en San Fernando (2008), con motivo de su primera y única visita que
realizó a la capital de su estado nativo, donde se le hizo un merecido homenaje
al hijo pródigo. En mi biblioteca personal cuento con casi todas sus
publicaciones (desde las primeras ediciones), con la respectiva dedicatoria del
Maestro.
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